Bienvenid@s

Somos -a estas alturas- viejos jugadores de Magic. Alguno más viejo que otro, pero todos venimos jugándolo desde ya muchos años. Algunos nos encantamos con el Magic y también nospeleamos con él... Algunos de nosotros somos lo que podría llamarse como "jugadores críticos" -si es que algo así puede existir- del juego de cartas coleccionables Magic: el Encuentro. Somos muchos los jugadores casuales de este juego. ¿El motivo? Reunirse con amigos, pasar buenos momentos (aunque también alguna que otra amargura); pero siempre recordando que se trata simplemente de un juego y que nada lo obliga a uno a jugarlo mas que el solo hecho de pasar un momento agradable. El mayor premio es jugarlo. ¿Por qué el blog entonces? Por el reencuentro. Por el hecho de juntarse con amigos para simplemente jugar. Por mejorar nuestros viejos mazos y ver si se puede armar alguno nuevo... Así que, por eso: ¡bienvenidos al blog del "artífice del Magic"!

sábado, 18 de junio de 2011

Masterpiece: daño directo infinito

No es un combo sencillo de jugar, pero podremos hacer daño directo infinito!!!! Se trata de dos encantamientos, uno rojo y el otro blanco. Por ende, necesitaremos un mazo de esos dos colores mínimo.

Deberemos jugar el encantamiento más barato, el Bombardero Trasgo (Goblin Bombardment), primero. Con él podremos sacrificar una criatura para hacer 1 punto de daño. Algo pequeño, de aparente poco alcance...

El encantamiento blanco, la Renovación Perenne (Enduring Renewal), es una carta complicada: tendremos que jugar con la mano descubierta. Si robamos una carta de criatura, directamente tendremos que descartarla. Y cuando una criatura nuestra vaya al cementerio desde el juego, la podremos llevar directamente de nuevo a nuestra mano.

El combo toma sentido con una criatura de coste de invocación 0 (hay algunas criaturas artefacto así) que ya tengamos en juego (importante). La sacrificamos, punto de daño (por el Bombardero), va al cementerio, la llevamos a la mano de nuevo (por la Renovación), la jugamos con coste 0, la sacrificamos de nuevo, va al cementerio y vuelve a la mano, la sacrificamos... Y así ¡hasta el infinito!